Gil no desdeña del presente, pero al llegar a la ciudad luz por una
temporada con su prometida, le hará regocijarse
con el pasado de la París de la Bella Época y de los grandes cafés
donde alguna vez hicieron de las suyas Gertrude Stein, Hemingway,
Salvador Dalí, Picasso, entre otros más, que convivirán con el escritor
que reniega de los guiones que escribe para Hollywood, y añora su tardía y timorata vocación de
escritor de literatura.
Ese largo paso por la nostalgia, vivir en mundos distintos pero
paralelos no es tan solo de fantasmagorías, es una forma de habitar el
mundo, coexistir en duelo con una época que ya fue y que sigue ahí
latente por la memoria, al tiempo que se vive otra y se encuentra uno
instalado en la que tal vez pueda llegar a ser.
Podría pensarse como metáfora de todo el bagaje cultural que se pone en juego y se actualiza bajo nuevas formas en cada sujeto que piensa, escribe, etc. (Idea de "recepción", materia de Corrientes Actuales en Psicología).
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